A la hora de proyectar o construir un edificio son múltiples los factores que hay que tener en cuenta: su seguridad estructural, la accesibilidad, el diseño, su distribución y orientación, las medidas de eficiencia energética que se van a implementar y, por supuesto, la salubridad de todos y cada uno de sus materiales.
Hasta hace unos años la relación entre salud y edificación no había sido estudiada y analizada en profundidad. En la actualidad, ya nadie discute que, si los edificios no cumplen con unos estándares fundamentales de salubridad, pueden contribuir al desarrollo de enfermedades respiratorias, alergias, estrés, fatiga y otros problemas de salud que afectan negativamente a nuestra productividad y calidad de vida.
A lo largo de los próximos meses iremos desgranando los principales aspectos que pueden convertir el lugar en el que vivimos en un espacio capaz de enfermarnos. Calidad del aire interior, temperatura, iluminación, ruido, humedades, materiales contaminantes… son múltiples los factores que hay que tener en cuenta para diseñar y ejecutar un espacio habitable que ayude a preservar nuestra salud.
Hoy hablamos del confort higrotérmico, un concepto fundamental en el binomio edificios y salud que a menudo pasamos por alto. Con este término nos referimos a la combinación necesaria de temperatura, humedad y circulación de aire para conseguir un ambiente interior cómodo y saludable.
Cuando estas condiciones no se cumplen, ya sea debido a temperaturas extremas, humedad excesiva o falta de ventilación adecuada, puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental de las personas.
Las temperaturas extremas, ya sean demasiado altas o demasiado bajas, pueden causar estrés térmico, deshidratación, fatiga y otros problemas de salud relacionados con el calor o el frío excesivo. Por otro lado, niveles elevados de humedad pueden favorecer la proliferación de moho y ácaros, que pueden desencadenar alergias, asma y otros problemas respiratorios.
Pero, además, el disconfort higrotérmico también puede afectar a la salud mental de las personas. Las temperaturas muy altas o muy bajas pueden causar irritabilidad, dificultad para concentrarse, problemas para dormir e incluso aumentar los niveles de estrés y ansiedad.
¿Qué pueden hacer los profesionales de la edificación para mejorar el confort higrotérmico?
Los arquitectos juegan un papel crucial en la creación de espacios que promuevan el confort higrotérmico. De ellos van a depender aspectos tan fundamentales como un diseño que aproveche al máximo las condiciones climáticas locales, la orientación solar, la ventilación cruzada y la elección de materiales resistentes, seguros y no contaminantes.
También son responsables de la prescripción de sistemas de aislamiento térmico -que reduzcan la transferencia de frío y calor y mantengan las temperaturas estables en el interior- y de sistemas de ventilación adecuados para controlar los niveles de humedad y prevenir la acumulación de condensaciones.
Los arquitectos técnicos, por su parte, también tienen una gran responsabilidad en la ejecución de proyectos de construcción saludables. Desde la supervisión de la ejecución de las obras, para que se sigan adecuadamente las especificaciones técnicas relacionadas con el confort higrotérmico, al control de calidad de materiales y técnicas constructivas, su desempeño va influir notablemente en el grado final de salud y bienestar conseguido.
La colaboración entre los diferentes agentes que participan en el proceso edificatorio, su experiencia técnica y el control y participación en todas las etapas del proceso garantizarán que se cumplan los estándares de confort higrotérmico y que se creen entornos interiores saludables y confortables.